QUÉ ES
Se considera estrés al mecanismo biológico que se pone en marcha ante cualquier situación que requiere activación.
El estrés es imprescindible para la vida, es un proceso general de adaptación de los individuos al medio. Por ejemplo, el estrés puede aparecer tensando los músculos para producir calor cuando tenemos frio, cuando se produce un esfuerzo para hacer la digestión o cuando se duerme menos para estudiar.
Dicho mecanismo produce en nuestro organismo la energía necesaria para enfrentarnos a la situación que se demanda o para evitarla. El mecanismo de activación también puede bloquearnos cuando por lo que sea se produce más energía o menos de la que se requiere.
Por lo tanto, el estrés puede ser positivo o negativo.
Es positivo, cuando el mecanismo de activación nos da la energía necesaria y nos ayuda a enfrentarnos a una situación que requiere activación.
Es negativo cuando el mecanismo de acción nos dificulta alcanzar nuestro objetivo.
ESTRÉS NEGATIVO
Empieza a desarrollarse cuando no somos conscientes de la cantidad de recursos que estamos invirtiendo en superar las amenazas constantes a las que nos estamos enfrentando, ni desde cuándo. Ni si quiera consideramos que sean o hayan sido obstáculos, pero las demandas a cumplir sobrecargan nuestro sistema nervioso.
Por lo tanto el estrés negativo se produce cuando hay una sobrecarga a nivel físico, psicológico y/o personal.
Las exigencias se han convertido en situaciones amenazantes y nuestros recursos son superados o han sido superados. Se producen situaciones de activación continua activándose los mecanismos necesarios para la lucha, huida y/o bloqueo.
FASES
El estrés se manifiesta en una primera fase de activación o preparación de la persona frente a este estímulo; después hay un periodo de mantenimiento del estado de alta actividad y, por último, cuando se ha superado la situación, se pasa a una fase de agotamiento en la que la alta actividad cae bruscamente.
Para adaptarse a las exigencias o a las necesidades activamos el proceso del estrés que permite adaptarse y se manifiesta con reacciones como agilizar el pensamiento, emplear una conducta más enérgica, aumentar la eficacia para superar determinadas situaciones con éxito. A lo largo del día podemos vivir estrés sin consecuencias negativas, además puede favorecer al aumento de la autoestima al lograr incrementar el rendimiento y superar los retos y metas fijadas.
Sin embargo, empieza a ser perjudicial cuando no se recuperan la energía o los recursos gastados. Si sucede esto se produce un desgaste importante del organismo.
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