La seres humanos somos seres sociables, es decir, necesitamos relacionarnos con otras personas y generar vínculos afectivos para sentirnos plenos. Esto no implica que todos los vínculos afectivos sean adecuados para el individuo. Solo cuando somos responsables emocionalmente podemos generar vínculos afectivos sanos con otras personas.
Pero... ¿qué es la responsabilidad afectiva?
La responsabilidad afectiva es un proceso que implica diálogo, cuidado y consenso sobre los sentimientos y emociones que surgen en una relación afectiva, ya sea familiar, de amistad, de pareja.
Entonces, la responsabilidad afectiva es un proceso de comunicación con el objetivo de llegar a un acuerdo beneficioso para las personas que mantienen el vínculo teniendo en cuenta que es necesario exista:
1. Consenso comprendiendo que una relación consta de más de una persona, y que el otro también es importante.
2. Cuidado hacia el otro, lo implica escuchar y acompañar teniendo en cuenta sus emociones.
3. Diálogo siendo la mejor forma de conocer qué es lo que otra persona necesita y de comunicar lo que nosotros queremos. La comunicación es imprescindible en cualquier tipo de relación afectiva.
4. Tener en cuenta las consecuencias de las acciones propias en el otro, y pensar en el otro antes de tomar una decisión que pueda afectarlos.
La responsabilidad afectiva es ser consciente de que todo acto que una persona realice dentro de una relación tiene una consecuencia positiva o negativa en el otro. Lo cual no significa que debamos anteponer los deseos y los sentimientos del otro, sino más bien saber que nuestras acciones tienen impacto en los otros.
Para asumir la responsabilidad afectiva es necesario:
Plantear acuerdos
Evidenciar necesidades
Explicitar deseos
Tener empatía.
Si bien no existe una receta mágica, veamos algunos elementos de gran utilidad para practicar la responsabilidad afectiva:
Comunicación asertiva
Implica expresar de manera directa, clara y honesta lo que queremos decir teniendo en cuenta las emociones del otro.
Establecimiento de acuerdos
En una relación sana es importante llegar a acuerdos teniendo en cuenta las emociones y necesidades del otro.
Comprender que una relación consta de más de una persona.
Debemos dejar claro el tipo de vínculo y, a partir de ello, cuidar del otro. De esta forma, lograremos relaciones afectivas más equitativas, respetuosas y transparentes.
El objetivo de la responsabilidad afectiva es construir vínculos afectivos sanos, proporcionando un mayor equilibrio.
Tener claro que cualquier relación tendrá complicaciones
La responsabilidad afectiva implica comprometerse con las personas y entender que, inevitablemente, habrá momentos complicados y no por eso vamos a desaparecer. Lo mejor será actuar con responsabilidad y afrontar esos problemas por medio de la comunicación y del establecimiento de acuerdos.
Considerar que cualquier acción tendrá una consecuencia
Este punto de la responsabilidad afectiva engloba todos lo anterior es, tener en mente que cualquier palabra y acción van a producir una reacción en la otra persona, por ello, es indispensable saber cómo ser empático y detenerse a pensar si lo que estamos haciendo afecta a otros.
No pienses que la responsabilidad afectiva se trata de actuar de manera perfecta, porque es imposible. Más bien, se trata de actuar y hablar con empatía y respeto, de establecer acuerdos con la finalidad de respetar a los demás y, en caso de equivocarse y provocar un conflicto, ser responsables y asumir las consecuencias y buscar una solución positiva para todas las partes involucradas.
LA IMPORTANCIA DE LA RESPONSABILIDAD AFECTIVA
Principalmente, la responsabilidad afectiva nos ayudará a afrontar y superar conflictos con otras personas, porque hay que tenerlo claro: los conflictos no van a dejar de existir; sin embargo, la responsabilidad afectiva busca que se solucionen y se superen.
En ese contexto, el conflicto no es negativo, más bien, hay que verlo como una oportunidad para desarrollar habilidades para manejarlo.
Ahora que conoces qué es la responsabilidad afectiva, intenta ponerla en práctica en las diferentes relaciones donde seas partícipe. No es nada sencillo, sin embargo, todas las relaciones implican dificultades y conflictos, los cuales valdrá la pena manejar y superar, si realmente tienes interés en dicha relación.
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