El cerebro interpreta el rechazo como dolor físico.
Nuestra reacción ante una situación realmente tiene el poder de cambiar la situación en sí.
Beber agua durante una presentación puede reducir tu ansiedad.
El cerebro entiende mejor los mensajes escritos en positivo que los escritos en negativo.
Nuestros recuerdos se van reconstruyendo cada vez que pensamos en ellos.
Cuando en los recuerdos hay “lagunas” de información, nuestro cerebro tiende a completarlas con información que es falsa pero que a nosotros nos parece completamente real.
Para ponerte más fácil la introducción de un nuevo hábito intenta (dentro de lo posible) hacerlo divertido, sorprendente y con gente. Si te apuntas al gimnasio con amigas con las que lo pasas bien es mucho más probable que incorpores el hábito y no lo dejes.
Somos mucho más influenciables cuando sentimos miedo o estamos tristes.
La necesidad de control es innata, para aumentar nuestras posibilidades de supervivencia.
Un poco de estrés te ayuda a que desempeñes mejor una tarea. Mucho estrés provoca una disminución de rendimiento.
Tener demasiadas opciones entre las que elegir nos puede paralizar.
Cuando los pensamientos o cosas pendientes no te dejan dormir por la noche, levántate y escríbelos. Hacer esto descarga tu mente.
Cuanto más feliz te sientes menos horas de sueño necesitas para un funcionamiento normal.
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